¿Cuáles son los tratamientos disponibles para la adicción a opioides?
El
tratamiento para la adicción de opioides requiere la comprensión de los
múltiples contribuyentes del problema. El tratamiento claramente depende de
algo más que eliminar la droga del cuerpo, ya que la tasa de recaída de los
adictos desintoxicados es muy alta. Figura 1. Se debe
identificar y modificar una serie de factores sociales y de comportamiento para
un resultado de desintoxicación exitoso.
Figura 1.
La
mayoría de las veces, los adictos se benefician de un enfoque multidimensional
que incluye una combinación de desintoxicación, apoyo farmacológico y
asesoramiento grupal o individual. La asesoría se utiliza para ayudar a los
adictos a identificar las señales ambientales o “triggers” que provocan la
recaída. Una vez identificados, el adicto debe diseñar una respuesta de
comportamiento a esas señales para evitar una recaída. La capacitación laboral,
el asesoramiento educativo y la terapia familiar pueden ser útiles. Para las
personas que desarrollan un adicción a los opiáceos, la recaída después de la
abstinencia parece ser común, especialmente si no se establece un tratamiento
de mantenimiento efectivo.
La
terapia de grupos sirve como una herramienta terapéutica
sumamente útil para tratar la adicción. Esta terapia grupal permite al adicto a
compartir y sentirse identificado con otras personas. De esta manera, se rompe
con el aislamiento emocional y facilita el ejercicio de reflexión. Se trata de
un aprendizaje inicialmente cognitivo y, posteriormente, más conductual. El
adicto interioriza y luego generaliza las conductas aprendidas. No solo eso, si
no que la terapia grupal ayuda a fomentar cambios, ya que se facilita ese
compromiso individual que siente el adicto.
Se le
conoce como el programa de 12 pasos a aquella terapia que
facilita una estrategia de compromiso activo, concebida para aumentar la
probabilidad de que un adicto se incorpore y participe de forma activa en un
grupo de autoayuda de 12 pasos y de esta manera llegar a una potencial
abstinencia. En este programa existen tres aspectos predominantes. Estos
vendrían siendo: aceptación, entrega y la participación activa. La aceptación implica
que el adicto acepte que la drogadicción es una enfermedad crónica progresiva
que éste no puede controlar y que la abstinencia es la única y mejor
alternativa. En la entrega el adicto se entrega y acepta
la estructura de compañerismo y de apoyo de otros adictos en recuperación.
Finalmente, la fase de participación activa conlleva la
participación del adicto en las reuniones de 12 pasos. La eficacia de este
programa se ha comprobado, sin embargo se debe mencionar la necesidad de
realizar más investigaciones en esta área.
El tratamiento asistido con medicación (MAT) ofrece varias opciones y
puede seleccionarse según la disponibilidad en una ubicación determinada, los
costos o las preferencias personales. La mayoría de los programas comienzan con
la desintoxicación antes de comenzar el tratamiento intensivo ya sea como
paciente interno o ambulatorio. Los períodos prolongados de atención de
seguimiento y los servicios suplementarios son ventajosos para prevenir las
recaídas. Existen varios medicamentos que se utilizan para tratar la adicción a
opioides y los síntomas de la retirada. A continuación se proveerá una explicación
de alguno de estos.
Metadona
La metadona es el tratamiento más común. Este programa se diseñó por Dole y Nyswander (1965) y envuelve la substitución de un opioide por el otro. Es decir, la metadona por la heroína. La razón fundamental del programa es aliviar los “cravings” del adicto para que así pueda redirigir su energía a comportamientos más productivos. De acuerdo al California Society of Addiction Medicine (2011) varios estudios han demostrado que el tratamiento de metadona, en comparación con cualquier otro, ha sido el tratamiento más efectivo en cuanto a reducir el uso de la heroína y otras drogas ilícitas y tiene un 90% de abstinencia para aquellos que deciden participar del programa. Una revisión sistemática y un meta-análisis de 2017 mostraron una reducción en la mortalidad combinada por todas las causas entre las personas con trastorno por uso de opioides que fueron tratadas con metadona. (Samet, 2017)
Los efectos la metadona son similares a esos de la heroína, sin embargo la metadona consiste de un desarrollo más lento, menos intenso, una duración más larga y consta de una menor dosis y una ruta de administración oral. La metadona es de acción prolongada, produciendo un nivel constante del fármaco en la sangre. Esto produce una experiencia más estable y normaliza las funciones corporales; como la secreción de hormonas. Esto se puede combinar con el contacto diario con el personal clínico que puede brindar terapia conductual, asesoramiento, apoyo en la educación o en el trabajo y atención médica.
Buprenorfina (Buprenex)
Buprenorfina es un agonista parcial de opioides y se utiliza de la misma manera que la metadona. Debido a que tiene alta afinidad pero baja eficacia en el receptor de opioides, tiene efectos opioides más débiles y es menos probable que resulte en sobredosis o depresión respiratoria. Produce resultados de tratamiento similares, pero tiene una duración de acción más prolongada y produce efectos fisiológicos más estables y un síndrome de abstinencia extremadamente leve. La mayor duración de la acción también significa una administración menos frecuente. La buprenorfina es el único sustituto de los opioides que se puede recetar en el consultorio médico. De hecho, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (2016) está tratando de ampliar el acceso al tratamiento asistido por agonistas al permitir que las enfermeras y los asistentes médicos tomen un seminario de 24 horas requerida para recetar buprenorfina.
La
formulación sublingual de buprenorfina, también llamada Suboxone, reduce el
potencial de uso para administración intravenosa, que es la vía de
administración con mayor potencial de adicción debido a su respuesta de acción
rápida.
Desafortunadamente,
ha habido un aumento en las incautaciones de la ley de la droga que ha sido
desviada a personas sin receta, y las visitas de emergencia relacionadas con el
uso no médico de buprenorfina aumentaron casi cinco veces de 2006 a 2011.
(Crane, 2015) Figura 2.
Figura 2.
En el 2014, Mattick RP encontró que la buprenorfina a dosis alta (16mg) puede reducir efectivamente el uso ilícito de los opioides comparado con placebo y la buprenorfina a cualquier dosis es efectiva en mantener a los adictos en tratamiento. También encontró que la bupronorfina parece ser menos efectiva que la metadona en mantener a las personas en tratamiento. (Mattick, 2014). De hecho, el tratamiento de buprenorfina conlleva unos efectos secundarios como: síntomas de catarro, nauseas, sudar, dolor de cabeza, dificultad para dormir, cambios en el ánimo y estos efectos pueden durar hasta semanas.
Clonidina y Lofexidina
La clonidina y la lofexidina son agonistas de alfa-2-adrenérgicos y actúan a nivel de autoreceptores noradrenérgicos y son comúnmente utilizados para la desintoxicación de los opiáceos. La activación de estos receptores alfa-2 reduce la actividad de norepinefrina lo que ocasiona una disminución en la actividad simpática, lo cual aminora algunos de los síntomas del síndrome de abstinencia de opiáceos. Con el uso de estos medicamentos hay una mejoría de los síntomas del síndrome de abstinencia de opiáceos. En general la lofexidina tiene la misma eficacia de la clonina (González, 2010). En un estudio italiano de Gerra (2001) se comparó la lofexidina con la clonidina en un régimen de desintoxicación de 3 días y se demostró que la lofexidina redujo significativamente los niveles de síntomas del síndrome de abstinencia y alteró menos el estado de ánimo. En adición, se encontraron menos reportes de sedación e hipotensión que con la clonidina. Por esta razón, se necesita agregar otros medicamentos para que ayuden a reducir otros síntomas.
Naltrexona (Trexan)
Los antagonistas también representan un componente de algunos programas de tratamiento de abuso de drogas. Después de la desintoxicación, el tratamiento con antagonistas bloqueará los efectos de cualquier opioide autoadministrado. La naltrexona es la que se usa más comúnmente porque tiene una duración de acción más prolongada que la nalaxona, que es otro antagonista opioide que analizaremos más adelante en el blog. La naltrexona tiene menos efectos secundarios y es eficaz cuando se toma por vía oral.
Sin embargo, este método solo será
efectivo para adictos que están motivados y tienen un buen sistema de apoyo.
O’Brien (1993) descubrió que los pacientes confiables han tomado naltrexona
durante 5 a 10 años sin recurrir al comportamiento de consumo de drogas y con
efectos adversos mínimos sobre el apetito, el comportamiento sexual o la
función endocrina. De hecho, solo el 27% de los adictos en estos tratamientos
han completado el programo preliminar de 12 semanas. (Osborn et al.,
1986)
Naloxona
La sobredosis de opioides sucede cuando se toman más opioides de los que el cuerpo puede tolerar. La respiración puede empezar a ser irregular y lenta, y la persona puede no responder a estímulos externos. Si alguien no puede respirar, o no recibe suficiente aire, los niveles de oxígeno en la sangre disminuyen. Esto puede llevar a daños cerebrales, paro cardíaco y a la muerte. La naloxona es una droga que puede revertir la sobredosis de opioides. Está disponible en formato inyectable y en spray intranasal. La naloxona puede revertir de manera rápida los efectos de los opioides. La naloxona se liga a los mismos lugares (receptores) en el cerebro que los opioides. Cuando se administra, la naloxona empuja o toma el lugar del opioide en el receptor para restaurar un ritmo de respiración normal. La naloxona puede revertir una respiración lenta en un intervalo de entre 3 y 5 minutos. Es posible que se necesite una segunda dosis de naloxona si la primera dosis no restaura un ritmo de respiración normal. Los efectos de naloxona duran sólo entre 20 y 90 minutos. Esto quiere decir que la sobredosis puede volver a producirse y puede necesitarse otra dosis de naloxona. Por ello es importante buscar asistencia médica cuanto antes y estar preparado con una segunda dosis de naloxona si volvieran los síntomas de la sobredosis.
La
nalaxona se utiliza frecuentemente en los hospitales y asistentes de
ambulancia. Este fármaco no produce ningún tipo de efecto si no tiene opioides
en el sistema y no causa ningún tipo de adicción o dependencia.
Dispositivo del
puente NSS-2
El puente
NSS-2 es un pequeño dispositivo colocado detrás de la oreja del paciente que
estimula los nervios occipitales y craneales cercanos. Este dispositivo se
extienden desde la médula espinal hasta el cuero cabelludo. Estos estímulos
alivian los síntomas comunes de abstinencia durante los primeros días de
abstinencia de drogas, como sudoración, temblores, problemas estomacales,
insomnio y dolor en las articulaciones.
En un
estudio del 2017 en el Colegio de Médicos de Wisconsin y la Universidad de
Washington en St. Louis se encontró que después de solo 20 min los puntajes de
la escala clínica de abstinencia de opiáceos (una medida objetiva de la
abstinencia) disminuyeron en aproximadamente un 63 por ciento y después de 60
minutos, 85 por ciento dentro de estos 73 pacientes bajo tratamiento del
dispositivo. La FDA había aprobado previamente el Puente NSS-2 en 2014 para
tratar el dolor agudo y crónico. La evidencia anecdótica posterior sugirió que
este dispositivo también tenía algunos efectos en los dolores relacionados con
el síndrome de abstinencia, lo que llevó a más médicos y centros de tratamiento
de medicamentos a comenzar a prescribirlo de forma incorrecta. Se sobrentiende
que este dispositivo solo debería estar disponible con receta médica. Aunque se
cree que la técnica es segura, la estimulación cerebral no invasiva es un campo
naciente con muchas preguntas sin respuesta. (American Psychiatric Association, 2017)
Referencias
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